Se hizo un silencio y algo hizo clic en la cabeza de esa mamá, que abrió los ojos e interiorizó la lección.
Así comienza Pelos de Loca y la madre de esas niñas soy yo, Abigaíl.
Antes de ese día llevaba mi pelo teñido con mechas rubias y restos de alisado de keratina con formol, alisado japonés y combinaba secador y plancha. De medios a puntas mi pelo no tenía vida. Cuando lo pienso ahora ¡me parece increíble que no me haya quedado calva! ?
“Pues me lo dejo rizado y ya iré cortando las puntas poco a poco”. Estaba dispuesta a recuperarlo, pero… ¡oh, oh! ¿Dónde están mis rizos? Mi raíz era ondulada y tenía las puntas tiesas y destrozadas. Quería sanear mi pelo sin cortarlo y fue así como comencé a investigar, a leer, a preguntar…
Sin darme cuenta en la primavera de 2016 comenzó todo. Aprendí a escuchar y mimar mi cabello, contando con él, teniendo presente sus necesidades. Y a compartir con mi entorno lo que había aprendido. Un buen día, varias personas me dijeron textualmente: “Oye, ya que estás sin trabajo ¿por qué no montas algo de esto?” Y entonces vino a mi mente la frase de “pelos de loca” por aquellos que tenía cuando empezó este relato. ¡Era el nombre perfecto!
Bueno…ya sabéis algo más de mí. ¿Te ves reflejada en algo de mi historia? Cuéntamelo
¡Me encantaría saber de ti!